25 febrero, 2012

Antojos.

Me encantaria saber por qué nos fijamos en cosas que realmente no nos hacen falta. Todos tenemos una semilla plantada de capricho en nuestro cuerpo. Cuando se nos antoja cualquier cosa, nos desesperamos si no lo conseguimos. Es como en el amor. Hay personas que para nuestros ojos están a un nivel algo inalcanzable y por culpa de esa simple razón nuestro orgullo se envuelve en una batalla por conseguirlo. Como si se nos fuese la vida en ello, en ser los ganadores. "Soy el ganador en una lucha por conseguir a alguien". ¿Que duro suena verdad? Estás desvalorizando a una persona de tal manera que la estás tratando como un premio del todo material. Tus sentimientos no buscan la paz sino el pedestal. Lo peor es que cuando tengas la recompensa y te sientas homenajeado lo desecharás. La sensación de euforia será efimera ya que tu único objetivo era ganar, pero tu subconsciente sabe que no has obtenido nada de valor, porque en el fondo no era lo que buscabas, y sobre todo, lo que necesitabas. Somos tan tozudos, que nos empeñamos en personas que no nos llenan del todo y no nos aportan nada. Cuando en realidad deberíamos buscar a alguien que se preocupe cuando estés mal y en apuros, cuando te ayude a conseguir tus metas, y que no haya dia que no te haga sonreir. Son cosas tan sencillas y sin embargo, las despreciamos. Tendemos a idealizar a alguien de tal manera que nos engañamos pensando que esa persona puede tener dichas virtudes pero desgraciadamente no las posee. 

"No es lo que quieres, sino lo que necesitas"

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